GASTON ACURIO: “En el Perú es una obligación moral ser de izquierda”


Y estamos de nuevo familia con lo último de la información calientita, tanto así que parece fogón de chifa, puesto que nuestro causita Gastón Acurio, ese gordito buena onda con más de 28 establecimientos en diferentes partes del mundo y que según cuenta, factura más de 75 mil millones de dólares anuales, cedió una entrevista al suplemento El Sábado del diario El Mercurio de Chile donde afirma, dentro de otras cosas, que en el país necesita “una izquierda, pero no entendida como el control de la actividad productiva por parte del Estado, no una izquierda que le quita al rico para darle al pobre, sino como una serie de acciones del Estado para darles herramientas a los no favorecidos para que puedan ser creadores de riqueza”.
Aunque parezca trabalenguas, el rechoncho cheff, secuela de una familia política (su padre fue el ex senador acciopopulista Gastón Acurio Velarde) podría tener razón, aunque no deja de escaparse ese tufillo político con olor a salsita de cebolla sobre un rico chicharrón de cerdo.
“Sin duda, si (soy un político como lo deseó mi padre), pero de política gastronómica. No tenemos miedo en decirlo: los cocineros del Perú somos un movimiento que lo único que busca es hacer de la gastronomía un instrumento de desarrollo económico y social. Ser exportadores de tendencias de consumo”, se panudea como con su chorito a la chalaca o su pollo al cordon blue, sin embargo descarta un posible liderazgo mayor al que tiene, como tal vez ser el próximo candidato presidencial.


“Me proponen a cada rato que sea candidato a la Presidencia y siempre digo que la gente está loca... Con qué descaro voy a hacer uso de ese respaldo popular para alimentar mi vanidad y querer ser presidente si no estoy preparado. Es absurdo, eso no va a ocurrir jamás”, jura y rejura con esa firmeza y confianza que le ha dado la gastronomía, aunque no estuvo exento de autoaminalaciones.
¿Alguna vez usted caminó con la cabeza gacha? “Sí, porque nos enseñaron a ser tercermundistas. Ciudadanos de segunda categoría, exportadores de materias primas, importadores de productos terminados... entonces la cocina emerge como una reacción a eso y contagia a todo el país con ese sentimiento y hoy el peruano se siente orgulloso de serlo”.
Y pues sí, el peruano, el perucho, el cholo, el serrano, el indio, pueden levantar la cabeza en el extranjero aunque luego la bajen para limpiar inodoros, cambiarles el pañal a los ancianos, pasear perros, etc. Chamba es chamba, porque señores, “la clase trabajadora es muy amable, de una bondad y una paciencia a prueba de todo... La clase dominante no tanto, ese es el problema del Perú. La clase dominante nunca ha estado a la altura de sus responsabilidades”, nos recuerda Gastón sin olvidar que él nació en cuna de oro, “puede ser. Lo que sí tengo claro es que mi generación no está dispuesta a ser igual que la anterior. No estamos dispuestos a que nos acusen de no haber estado a la altura de nuestras responsabilidades”.

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